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martes, 30 de octubre de 2012

Genie "La niña salvaje"

Infancia

Susan nació el 18 de abril de 1957. Vivía con sus padres y un hermano mayor, John, que era, junto con ella, el superviviente de un total de cuatro nacimientos. La pareja, formada por Irene y Clark Wiley, sufría de frecuentes desavenencias. Irene sufría de ceguera progresiva debido a las cataratas y a su desprendimiento de retina. Clark, por su parte, quien era 20 años mayor que Irene , sufría un cuadro depresivo agravado que se desencadenó a causa de un accidente de tráfico en el que murió su madre, y era un hombre que le propinaba frecuentes palizas a su esposa. También se especula que tenía un odio innato hacia los niños.
Genie nació con un peso normal respecto a la media, pero sufría de una dislocación congénita de cadera que la obligaba a llevar una tablilla en esa parte del cuerpo. Comenzó a hablar un poco tarde, a los 20 meses. Un médico familiar sugirió que la niña presentaba problemas de aprendizaje y que posiblemente también un retraso mental. Clark tomó esta situación al extremo, llegando a creer que las autoridades le quitarían a su hija, o que sería llevada a una institución especializada, y que era su deber proporcionarle un tratamiento doméstico y protegerla de los peligros del mundo exterior.

Encierro

A partir de ese momento, Genie comenzó a experimentar los efectos del aislamiento. Hasta los 13 años de edad, Genie no tuvo contacto con el mundo, ni con persona alguna, salvo su padre (según la reconstrucción de hechos). Se especula que pasaba los días encerrada en una habitación, ataviada únicamente con un pañal y atada a una silla-orinal (potty chair, silla entrenadora en inglés). Cuando era de noche, su padre la colocaba en una especie de bolsa de dormir, la ataba y la dejaba dentro de una jaula hecha de alambre y madera, cuando no se le olvidaba y la niña pasaba las noches sin protección alguna en la silla (de acuerdo al testimonio de su madre). Tenía prohibido emitir sonidos o hacer ruido. Si llegaba a hacerlo, su padre la golpeaba o le ladraba como un perro feroz para asustarla. Ni siquiera le enseñó a comer o a ir al baño por sí sola. Su alimentación, hasta los 13 años, consistió en comida de bebé, cereales y huevos cocidos, todos los cuales le eran proporcionados de mano, sin entrenamiento.
Su habitación, si es que se podía llamar así, era un cuarto sellado sin ningún adorno en las paredes. No tenía acceso a radio, televisión, ni a material didáctico. Lo único de lo que disponía (cuando no estaba atada) era de algunos envases de queso cottage, un par de impermeables de plástico, estambre y revistas viejas de TV Guide. Si acaso llegaba a oír palabras, éstas eran primitivas y agresivas. A la edad de 13 años, la niña sólo entendía 20 palabras, la mayor parte de las cuales eran cortas y negativas, como "stop it" (para ya), "no more" (ya basta) y "no".
Los demás habitantes de la casa no vivían de manera muy diferente, pues debían permanecer cautivos (aunque a ellos se les permitía salir de vez en cuando). Cuando no les era permitido, el padre se sentaba con una pistola cargada a observarlos. También les estaba terminantemente prohibido dirigir palabra alguna a Genie.
En la habitación de Genie, a pesar de estar sellada y con las ventanas tapadas, había un pequeño hueco en la parte superior del cristal de éstas, con lo que Genie posiblemente haya escuchado la música de piano que un vecino solía poner y los aviones que pasaban por el lugar. Su vista del mundo se reducía a 5 centímetros de cielo y parte de la casa de dicho vecino.

Descubrimiento y tratamiento

En algún punto a mediados de 1970, cansada de los abusos y las palizas, Irene Wiley logró escapar, llevándose a sus hijos y huyendo con su madre. Debido a que la situación económica era precaria, por decir lo menos, no disponía de dinero para operarse y recuperar la vista. Por tal motivo, el 4 de noviembre de 1970 acudió a una oficina de beneficencia en Temple City a buscar apoyo del Estado de California. La trabajadora social que le atendió notó de inmediato que la niña que iba con ella usaba pañales, miraba puntos indefinidos en el espacio y sostenía sus manos como si estuviera apoyada en una barandilla imaginaria, mientras hacía ruidos infantiles. Pensó que era autista, y que no tendría más de siete años de edad. Al descubrir que en realidad tenía trece, llamó a su supervisor, quien dio aviso a la Policía. Inmediatamente la niña fue puesta en custodia y los padres acusados de negligencia y maltrato infantil. Quedó claro, sin embargo, que Irene tendría más posibilidades de defensa, considerando además el hecho de que era una víctima de violencia doméstica. Con esto en mente, poco antes de comenzar el juicio, Clark se suicidó.
La casa estaba completamente a oscuras. Todas las ventanas estaban tapadas y no había juguetes o indumentaria, nada que hiciera pensar que un niño de cualquier edad hubiese vivido ahí. Los únicos muebles en la habitación [de Genie] eran una jaula parecida a las de los pollos y una silla entrenadora con una especie de aparato doméstico para atar gente (Frank Linley, Sargento de Temple City y una de las primeras personas en conocer a Genie).
[1]
La niña fue llevada al Children's Hospital de Los Angeles y de inmediato se notó su extraña y comprensible actitud: su modo de andar era similar al de los canguros, estornudaba, escupía y rasguñaba. Casi no emitía sonidos y se dedicaba a buscar objetos con los que intentaba masturbarse regularmente, sin importar el lugar donde se hallase o las personas que estuviesen a su alrededor. Sin embargo, cuando los médicos del hospital lograron enseñarle a vestirse por sí misma y a responder algunas preguntas comenzaron a tener mayor confianza en que la niña podría tener un nivel de desarrollo aceptable.
Otros eran más escépticos. La cuestión fundamental era si era posible aprender a esa edad, y qué tanto influye el ambiente en el desarrollo de las habilidades lingüísticas, sobre todo. Justo en ese momento, gente como Eric Lenneberg y Noam Chomsky establecían una crítica contra las teorías del lenguaje, el segundo atreviéndose a postular que el mismo es innato de alguna manera en el ser humano, que no necesariamente es producto de la civilización, sino un proceso natural.
Lenneberg, por su parte, decía que hay cierto umbral del desarrollo en que el cerebro está diseñado para aprender tareas como el lenguaje. Pasado este tiempo, es inútil tratar de enseñarle el mismo.
Los médicos, se dice, vieron la película L'Enfant Sauvage de François Truffaut, curiosamente estrenada ese mismo año de 1970, en la que se contaba el caso de Víctor de Aveyron, un niño hallado en estado salvaje a finales del siglo XVIII en Francia. En opinión de los primeros terapeutas, James Kent y Susan Curtiss, jamás se había dado un caso de abuso infantil de semejantes proporciones.
Susan Curtiss nos hace mención de la anécdota con cierto carnicero que solía ir en ocasiones al hospital a ver a Genie. Cuenta que entre ellos se estableció un lazo muy especial, que parecían entenderse, y que, al llevarle un trozo de carne como obsequio, la niña lo escudriñaba, se sentía admirada de su forma, y, particularmente, parecía tener predilección por el tacto en los labios.
Con esto en mente y dada la oportunidad de estudiar uno de los casos de niños salvajes más susceptibles de ser documentados y medidos, el gobierno de los Estados Unidos asignó recursos especiales a la investigación de Genie. La Dra. Jeanne Butler fue la asignada para llevarse a Genie a casa, casi por accidente, y, según su versión de los hechos, trató de brindarle a Genie un medio ambiente tan doméstico como le fuera posible, por lo que trató de llevar a cabo la investigación casi por su cuenta, y no permitía visitas de parte del equipo originalmente ocupado de Genie. Las actitudes de la Dra. Butler han sido controvertidas hasta hoy. Sus detractores citan una frase que solía decir: "Voy a ser la próxima Anne Sullivan" (la mentora de Hellen Keller), para apoyar la tesis de que sólo era una buscadora de fama a costa de la niña. Ella se defiende argumentando que su interés por Genie era genuino. Como sea, su petición para adoptarla legalmente fue rechazada y la niña volvió al hospital.
Se designó una nueva pareja para ocuparse de ella: David Rigler y su esposa Marilyn, quienes se enfocaron ante todo en enseñarle cosas prácticas más que la observación de sus hábitos. Citan el caso de cuando Genie pudo hablar acerca de sus años de maltrato:
MARILYN RIGLER: Where did you stay when you lived at home? Where did you live?
Where did you sleep?
GENIE: Potty chair.
MARILYN RIGLER: You slept in the potty chair?
GENIE: Mmm-hmm. Potty chair.
Traducción:
Marilyn Rigler: ¿Dónde te quedabas cuando estabas en casa? ¿Dónde vivías? ¿Dónde dormías?
Genie: Orinal.
Marilyn Rigler: ¿Dormías en el orinal?
Genie: Mmm-mmm. Orinal.
Durante los cuatro años que permaneció con el matrimonio, aprendió los fundamentos del lenguaje de señas, algunas frases cortas, aprendió a sonreír y, si no había otra forma de expresarse, hacía pequeños dibujos.

Fin del tratamiento

Pese al relativo éxito, la Asociación de Salud Mental de los Estados Unidos consideró que el mérito científico de los años de estudio en la niña era dudoso, y que estaba gastando un dinero innecesario. Por tal motivo, en 1974 el presupuesto para Genie fue suspendido. Esto, aunado a las constantes acusaciones de la Dra. Butler acerca de que la niña había de hecho experimentado una involución y que no se le permitía ver a su madre, hicieron que los Rigler abandonaran la custodia de la niña en 1975. Genie, sin embargo, aprendió frases cortas como "Tienda comprar puré manzana"

Los años posteriores

Tras un juicio de custodia, la niña fue enviada con su madre, quien se había operado la vista, y que después de unos meses se dio cuenta de que hacerse cargo de Genie era una tarea muy complicada. Pero, debido a que los términos legales del juicio establecían que los médicos del equipo original de Genie no tenían derecho a acercársele, la mujer tomó las decisiones que creyó pertinentes, sin consultar a nadie. Eventualmente, Genie vivió en seis hogares adoptivos, en algunos de los cuales fue nuevamente maltratada y experimentó regresiones, sobre todo después de cierto incidente en uno de ellos, donde, después de ser severamente castigada (no se sabe exactamente de qué manera) por vomitar, adquirió nuevamente el miedo a abrir la boca, con lo que nuevamente dejó de hablar.

Genie en la actualidad

Debido a la orden judicial, se sabe poco de Genie en la actualidad de manera pública. Lo único que se sabe es que su madre falleció alrededor del año 2002, que su hermano John asistió a la preparatoria por lo menos un año, que sigue vivo y que ella está en una institución de cuidados para adultos ubicada cerca de Los Ángeles. Si bien su paradero es medianamente conocido, se prefiere evitar su divulgación por razones éticas. Jamás se sabrá el grado de desarrollo que hubiese podido alcanzar de haber seguido con su terapia cognitiva.
Existe una película independiente llamada Mockingbird Don't Sing basada en la historia de Genie (sin mencionar explícitamente su nombre, por temor a problemas legales), así como una canción del grupo indie Killjoy Confetti llamada Crooked Teeth.

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